el vino del burro
No es normal que compre un vino por la etiqueta, y mucho menos por su nombre. Sin embargo, Cap de ruc me llamó la atención. Me preguntaba si es posible que alguien llamara a su vino idiota, ya que en catalán eso significa ser un cabeza de burro.
Tengo que admitir que el vino no es para idiotas, sino que puede darse el caso que sea idiota el que no lo compre. A un precio muy económico, este tinto supera con creces las espectativas de lo que denota. Fresco y consitente, este vino es capaz de aguantar todo plato que le den, inlcuso una zanahoria.
Actualmente, los catalanes han elegido a este animal como símbolo de su país. Aunque a muchos les pueda parecer un suicidio identitario, en realidad, no lo es. El burro tiene connotaciones negativas injustas. Se lo ha creido el pariente pobre e idiota del caballo, pero el burro ha sido el animal sin el cual el hombre jamás se hubiera convertido en sedentario. Indispensable en el campo y en el transporte interurbanos de no hace más de cincuenta años en la península ibérica, el burro ha sido un animal insustituible y eficaz. Más longevo, adaptable y resistente que el caballo, el burro también ha tenido su aportación al vino, ha transportado cestas y arrastrado carros en la vendimia durante muchos siglos. Bendito sea el burro.
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