Un vino marciano



Voy a hablar del Terraprima de forma muy subjetiva, para no perder las buenas costumbres. Yo resido en una zona privilegiada, entre el mar y el parque natural del Garraf. Dicho lugar es un tanto marciano ya que, la gran masa de roca calcárea que se iza justo desde la misma costa, sufre de insolación y sequedad extremas, además de ser castigada por vientos de levante y garbí. Por todo lo dicho, el Garraf es un lugar inhóspito para las plantas, animales y humanos.

Cuando uno se pierde por esta árida montaña tiene la sensación de que está en otro planeta. No obstante, estas condiciones extremas nunca son lo suficientemente duras para la vid ni para plantas aromáticas como el tomillo o el romero. Los de Can Ràfols dels Caus han elaborado, en este lugar, un vino tan marciano como el mismo emplazamiento. Mezcla de franc, garnacha y syrah, el Terraprima es un vino sin parangón. No se parece a nada conocido y tiene un carácter tan singular que podría decirse que no es terráqueo.

El Terraprima es el mismo Garraf. Su aroma me lleva inmediatamente a ese monte, con sus plantas aromáticas, arbustos, flores cimarronas y roca húmeda. Pero saboreándolo, no resulta tan abrupto como su orografía, es duramente aterciopelado. Este vino, es tan especial que la primera vez deberíamos consumirlo como aperitivo, sin mezclarlo con la comida. Ya en una segunda consumición, valdría la pena tomarlo con un xató de la zona o con un plato a base de pato.

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