El vino está de moda


Con esta frase "el vino está de moda", una bodega del barrio barcelonés de Gràcia promociona su surtido enológico. En efecto, el vino es desde hace algunos años de lo más trendy. Las bodegas se han lavado la cara y ya no son esos lugares sórdidos con olor a moho e iluminación en clave baja.

Las bodegas actuales recuerdan a una boutique de cosmética, con productos que rejuvenecen a quien los bebe o de obsequios culturales para los que no saben qué regalar en los cumpleaños de sus amigos de la inteliguentsia. Personalmente, me parece muy bien este cambio de actitud, aunque a veces lleve asociado también un aumento del precio injustificado de los vinos.

La moda tiene su lado positivo y negativo. Si el vino está de moda significa que habrá más y mejores productos, así como también más cultura y difusión. Por el contrario, la moda puede marcar demasiado lo que se consume, discriminando arbitrariamente a los vinos que no encajen con los deseos actuales, u otra cosa peor, que la moda del mismo vino pase, y volvamos a los tiempos de indiferencia y rusticidad.


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