Somos lo que comemos


"Somos lo que comemos" es una afirmación tan popular que aunque no esté muy fundamentada científicamente, es bastante plausible. En este país, el cerdo es el Rey indiscutible de la mesa y nosotros lo ingerimos de mil formas distintas sin desperdiciar nada. No sé si genéticamente evolucionamos hacia este animal, pero lo que es cierto es que sus células pululan por nuestro aparato digestivo habitualmente y son absorvidas por nuestro organismo.

La cultura tradicional catalana tiene un dicho que asocia el sacrificio del animal con el descorche del primer vino, el vi novell: "per Sant Martí, mata el porc i enceta el vi". Esta fecha corresponde al mes de noviembre, cuando la sangre del cerdo se decanta como el vino nuevo. La fiesta de la matanza se riega de ese color sangre, de cánticos y gritos de dolor, de trabajo en familia para preservar la carne del animal en embutido para los meses de carencias.

Para honrar a tan repudiado animal, los del Celler El Masroig, sacan un vino "novell" conmemorativo delicioso con la tipicidad del Montsant. Un vino que hay que terminar antes de cuaresma pues es cuando su esplendor es capaz de alumbrar con mayor intensidad.

Enlace a "Vi novell"


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