Maridajes #2: los pepinillos y las alcaparras



Siempre me han dicho que evite la ingesta de pepinillos y alcaparras ya que su sabor agrio es capaz de asesinar al vino a sangre fría. Estos alimentos son capaces de estropear la percepción del líquido en boca, anulándolo y sin poder apreciarlo.

Pero yo adoro los pepinillos y las alcaparras y también adoro tomar algún vino en el aperitivo. Algunos se pasan al vermut, otros al oporto, otros hacen muecas tomando un tinto y fingen que no pasa nada. Yo he descubierto que lo mejor es un vasito chato de moscatel bien frio (4°C). Los pepinillos tienen un olor a vainilla y nata que me conjuga a la perfección con la miel del moscatel, y el sabor agrio es neutralizado por el dulce del vino.

Lo que acabo de proponer es una herejía ya que los exegetas del vino rehúsan tomar vino dulce antes de la comida. Dicen que lo dulce disipa el hambre pero lo cierto es que, en realidad, eso únicamente depende de las cantidades que tomemos y del apetito.

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