El Sangre de Toro


Podríamos decir que el Sangre de Toro es patrimonio nacional por su trayectoria vinícola y comercial. Sin ser uno de esos vinos abrumadores, este producto popular de la bodega Torres se ha ganado la fama y el afecto del consumidor de generación en generación, como si de un cuento o canción folklórica se tratase.

El Sangre de Toro tiene su origen en la década de los 50 en el Penedés. Lógicamente ha ido mutando de etiqueta, composición y denominación pero en esencia sigue siendo el mismo, un vino tradicional, ideal para carnes a la parrilla o con salsas, legumbres, pizzas y arroces de tierra. Actualmente, se puede encontrar en cualquier supermercado aunque lamentablemente no siempre en buenas condiciones, así que, si pueden, compren el de la añada más joven para no llevarse disgustos desagradables.

Según comenta la ficha de este vino en la web de Torres, su nombre deriva de Baco, también llamado hijo del Toro. No sé si es una estrategia comercial o anti-taurina pero lo cierto es que el toro también aportó su granito de arena al mundo del vino. Se dice que antiguamente los vinos flojitos se potenciaban añadiendo la sangre de este animal como si fuera una morcilla. Por suerte, esta práctica como la de matar al toro en las corridas tienen más de pasado que de presente. Un pasado en el que el toro en una versión más igualada y sangrienta de la corrida era un motivo perenne en las obras artísticas, como en esta del gran Goya.

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