Maridajes #7: las setas
Quizás sólo sea un capricho de la naturaleza pero da la casualidad que la uva y las setas se recolectan a finales de verano y en otoño. Precisamente, en esta pintura de Arcimboldo aparece una seta rodeada de racimos de uva así como también entre otros frutos y verduras de temporada. Esta casualidad vegetal de los países con estaciones podría considerarse una cita ineludible para la enología y la micología.
El problema surge porque hay tantas variedades uva con las que se vinifica como tantos tipos distintos de setas y formas de prepararlas, y, por lo tanto, el maridaje entre los dos resulta complejo, especialmente, si la seta es el acompañamiento del plato principal como en el caso de las carnes o legumbres.
Para no complicar el asunto ya que este blog existe para orientar al degustador y facilitarle la vida, yo le recomendaría un vino afrutado, ligero y delicado, como una seta. Para mí los caldos (vi novell, vin nouveau, vino novello), con los que se suele celebrar a finales de noviembre (en el hemisferio norte) el primer vino de la cosecha anual, son los vinos más versátiles en un soliloquio de setas como también vistiendo otros platos, tanto para las setas más frágiles como las más pesadas.
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