Maridajes #3: el borscht
La sopa de remolacha es un plato de origen ucraniano, muy popular en todos los países centroeuropeos y de la Europa del este. Es un plato de ricos y de pobres, cotidiano y para grandes celebraciones como la Navidad. Existen dos variedades: la caliente y la fría. La caliente se prepara, lógicamente, en las estaciones frescas, y se prepara a base de una sopa de verduras, carne y las raíces de remolacha que le dan un color y sabor intenso. La versión fría se toma en verano, con la misma base de la anterior, pero con los primeros tallos de la remolacha y aderezada con crema ácida.
Se suele maridar el boscht con el Tokaji, ese maravilloso vino húngaro. Sin embrago, este maridaje me parece más de conveniencia que por amor. Hungría es colindante con los países remolacheros y, tal vez, por una cuestión de anexiones políticas se haya promocionado esta unión. Personalmente, el borscht se enamoraría de un oporto blanco. Esta pareja eslavo-latina me parece de lo más sugerente y afín.
Los eslavos y los latinos, especialmente, los pueblos eslavos orientales y los portugueses comparten un sentimiento muy arraigado en sus culturas, la nostalgia, presente en su música y literatura. Para ilustrar esta entrada de ResVini, os presento un lienzo de Repin en el que se muestra a Tolstoi arando la tierra, quizás un campo de remolachas. Un pequeño homenaje a este profeta literato y a su cultura eslava que nos ha ofrecido grandes textos, pinturas y platos.
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